Empieza otra vez... en el estómago, en la boca del estómago. Es LA sensación, ya he aprendido a identificarla. Es como un golpe muy fuerte en ese punto justo debajo del final del esternón. Pero no un golpe cualquiera, es un golpe continuado, como golpe - presión. Si. Como un peso en ese punto casi muerto.
Y luego el sabor. Amargo. Sube como serpiente por el esófago y sé que después vendrá la explosión de amargura en la boca.
Mis ojos desenfocan y enfocan reiteradamente como si estuviesen en una montaña rusa. Enfocado. Desenfocado. Enfocado. Y me causan vértigo. Hasta el punto en el que el mundo se ve gris y negro, no oigo nada porque un zumbido agudísimo se apropió de mis oídos.
Y el mundo se vuelve túnel, un túnel oscuro y estrecho que remata en un pequeño punto de mi vista. "Al frente". Aunque en éste momento no se donde es arriba o abajo, sé que ahí, justo en el punto claro, es al frente.
Y después, las rodillas que se mueven con voluntad propia, como contrayéndose y relajándose para no dejarme caer en medio de un terremoto imaginario y por tanto, inexistente. Pero provocando justamente el efecto contrario. Desequilibrio.
Y antes de que el corazón reviente como caballo sobrecorrido, me digo: tranquilo, no te preocupes, es sólo pánico.