martes, 1 de octubre de 2013

Lo que no tengo...

Estuve pensando estos dias en lo que no tengo.

Fue un pensamiento que me asalto asi, de la nada; asi como suceden las cosas importantes y como llegan las noticias que son importantes.

Fue entre la regadera y la recama, precisamente.

El dia, como siempre aqui en Guadalajara, estaba nublado y amenazaba lluvia. De la nada: zaz! me llego una cascada de todo lo que no tengo.

No tengo pedazos de felicidad como llaman mis primos a sus hijos. No tengo esas bolitas de mugre que se pasean por la casa.

No tengo flores que regar, como las de mi abuela o arboles que podar como los de mi abuelo.

No tengo una casa que limpiar, pagar y cuidar, como la de mi mama y tampoco tengo un recorrido diario por Nogales que hacer para llegar de la casa al trabajo.

No tengo el sol de Sonora con sus atardeceres rojizos ni el frio del invierno. No tengo el olor agreste en la nariz ni el sonido del tren cuando pasa cada tarde.

No hay nevadas en mi invierno, no hay sol naranja en mi verano. No hay colas para ir al otro lado ni cafecito de la Kennedy por las tardes.

No tengo el trabajo de ensueño, no tengo el dominio de mi cuerpo y no tengo la salud de campeonato que esperaba.

No tengo al amigo cerca, al vecino al lado; no tengo a la bruja de la esquina y no tengo a nadie en mi cama.

No tengo el perfume predilecto, no tengo el ensayo en la mente para el dia de mañana, para la rutina. No tengo melancolia en los ojos ni tristeza en el corazon.

No tengo nada.

Y por primera vez en muchisimo tiempo, estoy en paz.