sábado, 6 de junio de 2009

El Circo

Ayer asistí a una maravillosa función de Circo. Era un circo perfectamente bien organizado, en tonde todos los integrantes de la compañía sabían de antemano su acto y su coreografía, que estaba perfectamente cronometrada de principio a fin. Dos horas de espectáculo continuo, ininterrumpido, en rápidas sucesiones orquestadas maravillosamente por el organizador, el Cirquero.

Cirquero que ni es cirquero ni organiza, sino todo lo contrario. Me he dado cuenta que el famoso Cirquero era un payaso más del mar de payasos que conformaban el espectáculo y el público, y que un día, no sé bien por qué, pero se levantó y asumió el rol de Cirquero sin mayor instrucción ni preámbulo que el de haber sido siempre payaso.

Asumió, supongo, que por haber sido siempre parte del circo, podría muy bien comandarlo.

Error, Mi Señor Payaso, que los payasos, por mas educación y estilo, aun cuando se crean cirqueros de corazón, no dejarán nunca de ser simples payasos.