viernes, 27 de febrero de 2009

Cuento Perverso

Este es el cuento perverso de aquella mente precoz, que niega la vejez y busca rejuvenecerse recreando los días del colegio.

Mirando hacia el cielo ciruelo, coñac en una copa y cigarro del otro lado, converso con mis recuerdos y me pregunto cuàndo fué que subí al camión de la vejez y pasé de chofer a pasajero.

Lejos quedaron las noches de frac, la ceja alzada y la guitarra andaluza, con la cortina de la noche a la espalda y el cine como medio para ser un mero espectador.

Del terso terciopelo, pasé a la dureza del zinc; caballo por camello, coche por camión y capaz por respeto.

Como avestruz, sólo me queda hundirme en el concreto y dejar que la vida siga, de falaz abolengo a común mediocridad.

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